domingo, 17 de abril de 2011

Seres de luz

"El cuerpo no emite electrones, sino, seríamos radioactivos, emitimos fotones. Somos seres de luz, depende de cada uno de nosotros que tanto brillemos con esa luz"

Esas fueron las palabras de mi doctor y amigo, el otro día  mientras mi rostro se cortaba de lágrimas de arriba a abajo, llorando por motivos de los cuales el día de hoy no quiero acordarme, sin embargo tengo tan presentes que prefiero decir que no recuerdo intentando falsamente engañarme a mí misma, no podía más que pensar en qué había fallado esta ocasión?

Había hecho todo bien esta vez; la ternura brotaba como geiser de lo más profundo de mis entrañas cada que estaba cerca de él, fui paciente, fui interesante, fui inteligente, compartimos cultura, compartimos risas, compartimos caricias sin tocarnos por meses, nos besamos con las miradas cientos de veces y nos detuvimos a aproximarnos demasiado cerca por miedo a romper algo que no se había construido aún. No pude ser más sincera, no pude ser más clara, no pude ser más transparente, y sin embargo, no fue suficiente. Me pregunté más de una vez, si era yo, quien no había sido suficiente.

Brillé para él y brillé con él, despertó en mi sentimientos, ideas y sensaciones que no había sentido en más de una década y me había, ilusamente, convecido yo sola, que jamás volvería a sentir nada parecido, que si quiera se le aproximara. Sin estar ciegamente enamorada de él, fui capaz de permitirme amarme estando con él sin llegar al sentimiento de amarlo a él a secas aún, pero lo que me hizo sentir fue mucho más allá de lo que si quiera él hubiese podido imaginar.

Y él? El qué sintió? Se encariñó, me quiso, le gusté. Seguro aún me piensa por las noches tocando el piano, prendiendo un cigarro en el balcón de la serenidad, piensa que quizás podré esperar más tiempo, permanecer meses y meses mas esperando algo que ni él sabe cómo nombrar, apostándole a lo que sabe que siento esperando que lo aguarde pacientemente mientras puede seguir diciendo que no sabe lo que quiere, solo sabe que quiere mantenerme cerca.

Yo tengo luz propia. Yo se que brillo. Sé que brillo cuando estoy a su lado, sé que se me acelera el corazón cuando en un saludo casual nuestros labios se rozan sólo por una orillita como con miedo a romperse los unos a los otros y que se me encoge el estómago cuando leo su nombre o escucho su voz, pero sé también que aunque yo me permití opacarme con sus repetidas ausencias, no necesito de su presencia para poder brillar.

Me ha dolido su ausencia y su silencio, me duelen su indecisión, su duda y el miedo que me tiene, el miedo de enamorarse y de ser capaz de entregarse ciegamente a los brazos de lo que pudiera ser un hermoso y grande nuevo amor, un inicio desde cero sin contar el pasado. Pero ya no más. Ya no más espera, ya no más ilusiones, ya no más castillos en las nubes.

Hoy es día de decir adiós, de dar vuelta a la página de un boceto que jamás se concretó en libro o si quiera en cuento. Hoy es tiempo de seguir brillando con mi luz e iluminar otros caminos en donde no encandile ojos ajenos, donde mi luz no inoportune y donde no tenga que justificarme ante un sentimiento correspondido a medias. Es tiempo de seguir brillando con mi propia luz sin permitir nunca más que la radioactividad de otro ser opaque mi emisión de fotones.

3 comentarios:

  1. Una morra dijo... "El se lo pierde, tu te lo ahorras"

    ResponderEliminar
  2. sera...? supongo que si... mas sin embargo, no niego, no niego que lo sigo pensando...

    ResponderEliminar
  3. tu amigo el neurocirujano te hizo eso?

    ResponderEliminar