miércoles, 29 de junio de 2022

Jornada laboral

14 septiembre 2018


El despertador sonó a las 7:30. Debo de confesar que adoro mi cama, honestamente la actividad llamada dormir es una de mis favoritas en este mundo. Por ende, puede entenderse que el momento más difícil de todo el día para mí es en la mañana cuando tengo que despegarme las cobijas del cuerpo. Sin contar obviamente, los días en los que la esclerosis hace de las suyas y se le da la regalada gana de no dejarme empezar el día.

Después de bañarme y vestirme, salí de mi casa corriendo sin desayunar, hice una parada técnica al 7-eleven por una de mis partes favoritas del día; mi capuchino de vainilla!

Tenía cita con mi lector de tesis, quien me ha estado ayudando de una manera impresionante para terminar mi tesis, persona a la cual le estoy profundamente agradecida por todo lo que me ha enseñado en las tutorías que me ha dado por simple amor al arte.  Estuvimos sentados en el area de investigación de la universidad que me forjó como médico mientras pasaban las horas no nos dimos cuenta que las sentaderas empezaban a cobrar su trabajo y los ojos comenzaban a ver borroso. Llegamos por fin a la parte final, pero la parte de las conclusiones parece ser la más larga y la más complicada de toda la tesis. Todo un reto que tengo una semana para cumplir. 

Salí corriendo porque iba tarde para una cita a comer, tenía cosas que discutir de malos entendidos y pleitos sin razón al calor de una deliciosa comida coreana. Y si, mi parte ñoña se manifestó cuando vi que vendían “dumplings” que a Sheldon Cooper le fascinan y con los que siempre molesta a Leonard. (TBBT)

Salí nuevamente y literalmente corriendo del restaurante, aunque mi trabajo estaba a 4 cuadras, no podía llegar tarde y con eso de que se checa la entrada con huella digital, no queda de otra más que llegar a tiempo. Así que llegue 10 minutos antes de la hora. 

Llegue directo a la oficina, empecé a hacer pendientes y organizar mi trabajo; llegaron un par de pasantes a preguntarme sobre la organización de sus labores de la cual yo estaba a cargo. Mientras, llego una amiga y nos pusimos a platicar mientras yo hacía mis cosas con cierta hiperactividad y con la sonrisa y buen humor en la cara de poder estar en chisme mientras no me atraso en lo mío. Después baje al bistro a acompañar a un amigo a comer mientras yo disfrute de un postre y platicamos de negocios y trivialidades. Me paré después de poco menos de una hora, me despedí y empecé mi ronda. 

Pase por control 1, control 2, me fui directo al 5 a visitar a la mamá de una buena amiga, a checar cómo iba, ponerme a las órdenes y me despedí. Pasé por el 6, el 7 y me subí al tercer piso por las escaleras para los controles 8 y 9. Revisé cama por cama, paciente por paciente, en el censo de enfermería, en el mío, revisando concordancias y diagnósticos, haciendo vigilancia epidemiologica. Checando mis pendientes. 

Me bajé a planta baja por las escaleras, fui a terapia intensiva y me tocó la mala suerte de ver fallecer a un paciente y ver llegar a su familia hecha trizas. Siempre es triste una muerte, aunque fuera un paciente que solo conocía de nombre, un nombre en mi censo, pero uno que había que tachar y no por motivo de alta. Siempre se siente un pellizquito en el estomago. 

En coronarios todo estaba tranquilo, me topé con la mejor neumóloga de la ciudad y nos saludamos con gusto mientras yo seguía haciendo lo mío. El reloj seguía corriendo junto con mi peinado que cada vez perdía más forma y el rímel que se corria conforme me iba tallando los ojos que ya se sentían algo decía y cansados. Ya había llegado el turno nocturno y tenía que empezar nuevamente mi recorrido desde el control 1. Pero primero, tenía que volver a control 4 y pasar por UCIPYN a ver a los pedacitos de seres humanos que se pelean por vivir, rodeado de un excelente y admirable grupo de enfermeras que se entregaban niños como si fueran suyos y los estuvieran dejando con la Nana o en la guardería. 

Así, volví a control 1 y regrese a hacer todo mi recorrido una vez más. Solo brincándome el 4 porque ya no había paciente y UCIPYN porque lo cache en cambio de turno. Termine todos los  controles y termine mi ronda en el 9 mientras compartí unas risas con las compañeras de la noche y sin darse cuenta, yo seguí con lo mío. 

El reloj marco las 11 de la noche. 23 horas en mi celular. Me despedí y baje campante caminando hasta el piso 1 y me dirigí a mi oficina mientras me despedía de las personas que iba viendo. Recogí mis cosas, cerré y apagué la luz. Baje a planta baja a checar salida y de ahí camine al sótano 1 para ir por mi carro. 

Llegue a mi casa cerca de las 11:30, sin entender como no por que, pero no estaba cansada. Había sido un buen día. Uno largo pero muy bueno. 

En días como hoy, en los que son las 12:38am (o 00:38h), terminé de cenar, di de comer a mis gatos, me lave la cara, desmaquille, lavé la cara, puse crema de noche, y ahora si estaba lista para dormir. Empiezo a sentir un poco de cansancio. Pero hoy fue un buen día. Amo lo que hago. Amo ser médico. Amo mi trabajo y adoro a mi jefe. Me encantan mis compañeras y mis pasantes. Me gusta interactuar con trabajadores y familiares en los pasillos que cada vez se aprenden más mi nombre y yo el de ellos. Me siento como en casa. Y como no? 9 años de paciente aquí y casi 5 de empleada, pasó más tiempo aquí que en mi casa. Me siento más segura, más feliz, más en mi estado natural. El hospital. Mi hospital. Mi segunda casa. 

No sé cómo le hace la gente para trabajar en cosas que no les apasionan, pero para mi, es casi un regalo hacer lo que hago. Me llena y me hace feliz. Y por encima me da de comer. Y ahora si, después de una jornada non stop desde las 7:30 hasta las 00:44, creo que puedo decir que fue un día productivo y uno de esos días en los que simplemente me siento afortunada de ser quien soy y de estar donde estoy. 

No todos los días soy la más feliz, aunque siempre traiga la sonrisa colgada, pero hoy me siento feliz y me acuesto cansada pero feliz y preparada para un nuevo turno que empieza en 6 horas y media. 

En fin, cambio y fuera. 

Camino de sanación

1º febrero  2019


Enséñame a sanar 

Enséñame el camino a la congruencia 

Enséñame el camino al equilibrio 


Mi cuerpo me pide ser mamá, dar y gestar vida. 

Necesito gestar vida, ser vida, dar vida, ser Salud para dar salud. 

Necesito agua

Necesito abundancia 

Soy abundancia 

Soy perfecta 

El universo me ama

Soy una creación del universo 

Soy parte del universo y el universo es parte de mi 

Soy una posibilidad del universo y el universo vierte sus posibilidades en mi 


El camino es transmitir

Enseñar 

Compartir 

Amar 

Trascender 


Necesito escribir y plasmar tangiblemente ideas para compartirlas, regalar lo que tengo para dar y aprender a recibir. 

Merezco recibir 

Merezco que me den

Merezco que me amen

Merezco amarme con todo lo que soy 


Mi cuerpo es solo un reservorio

Mi alma ya lo sabe todo

Debo escuchar a través de mis sueños 

Necesito escribir mis sueños para recordarlos y sacar enseñanza 


Aprender a darme amor

Me amo, me acepto 

Me perdono 

Me perdono 

Me perdono 

Perdono a quienes pensé que me hicieron daño 


Hoy es momento de soltar. Dejar ir las cargas innecesarias. No son mías ya. No las necesito. Ya no las necesito. Agradezco sus enseñanzas y ahora las dejo ir. Se quedan aquí envueltas de amor y aprendizaje. Me hicieron quien soy. Soy hija del universo y soy perfecta. 


No soy víctima ni verdugo. Soy yo. Soy amor. Soy sentimientos. Soy Salud. Soy perfecta. Soy sanación. Estoy aquí para curar al mundo. Estoy aquí para aprender a curarme a mi misma y así y solo así, tendré el poder absoluto en mis manos de curar a quien toco. Con amor, con humildad, siendo un vehículo del cosmos. No soy yo la que cura. Curo con mis manos porque a través de ellas pasa el infinito, el universo. Solo soy un vehículo. Y ahora, hoy, en este momento, estoy perfecta. Estoy sana. Estoy completa. Este es mi momento de curar. Levantarme de aquí como una nueva persona, siendo todavía Marion, pero con el poder en las manos como canal abierto del universo para sanar. Para combatir el caos, para traer equilibrio y hacer que la congruencia se manifieste. 


Hoy estoy hecha de energía y de amor. Siempre lo estuve. Pero a penas hoy lo entiendo. 


Gracias.


martes, 28 de junio de 2022

Pistolas sin balas

3 de marzo 2019

13:23


No inicio con una queja, inicio quizás con algo de filosofía personal, algo de introspección. Tratar de analizarme y entenderme, tratar de entender lo que me pasa de un ángulo un poco más externo, un poco más distante, aunque el problema está demasiado cerca como para verlo con perspectiva, como me explicaba mi hermana ayer. 


Hoy cumplo 5 días hospitalizada y muy probablemente todavía me quedo un par de días más; la paradoja dentro de todo esto es que la esclerosis múltiple está perfectamente controlada, el gran problema es el medicamento que he estado aplicándome para controlarla. 


Casi 10 años han pasado desde mi diagnóstico y mi escala de discapacidad no se ha movido ni medio punto, no he tenido recaídas en 3 años (lo cual es todo un logro) y clínicamente me siento bastante bien, con sus bemoles de fatiga, vértigo y ocasionales problemas de la vista o vejiga. No puedo quejarme. Estoy muy muy bien, estoy controlada y hago una vida completamente normal y a veces hasta de más, trabajo quizás en exceso porque me hace feliz y siempre me encargo de estar ocupada haciendo algo. Y cuando no es el caso, disfruto durmiendo o viendo series. Mi tiempo para mi. 


Tengo semanas con problemas intestinales que no parecían tener relación un episodio con el otro hasta que se salió de control y llegue bastante deshidratada, hipotensa y hasta hipotermica a urgencias el miércoles pasado... es fecha que sigo internada... después de toda una batería de estudios donde todo lo lógico y lo ilógico salía negativo, volteamos a ver una parte que no se puede ver a ciencia cierta aquí en México porque no se disponen de esos exámenes aquí, pero con la ayuda de un brillante inmunologo, se llegó a la conclusión de que la esclerosis está controlada por qué mis defensas no me atacan, pero lis defensas no me atacan porque se quedaron sin armas; dicho de otro modo, tengo un ejército de 20,000 soldados (número suficiente y correcto) pero solo 200 de ellos traen fusil (por poner un ejemplo), y es entonces que me encuentro con las defensas en niveles normales, pero no sirven en absoluto de nada. 


Hace unas semanas tuve una conversación con alguien que me dijo que no ver noticias me hacía vivir en un mundo color de rosa y una esfera de cristal; de algún modo supongo que ahora se hizo realidad: estoy hospitalizada a puerta cerrada con aislamiento del mundo exterior donde no me puede ver nadie sin bata, guantes y cubre bocas por mis defensas tan bajas... vaya paradoja. 


Me siento bien, tengo mis respectivas incomodidades intestinales pero no me siento moribunda ni realmente enferma, solo estoy muy cansada y estoy tumbada en una cama de hospital por lo que parece una eternidad, aburrida y algo enfadada meditando sobre la inmortalidad del cangrejo y aprendiendo a manejar uno de mis grandes defectos: la impaciencia. Y vaya que no es cosa fácil, lo “único” bueno que le encuentro por ahora es que por fin tengo tiempo de escribir, de darme tiempo para mi que jamás me doy, de ponerme como prioridad, cosa que jamás hago y aprendiendo a estar sola. No por que mi familia y amigos no estén presentes de alguna manera, porque se que a su manera lo están, pero aquí las horas son largas, los días pasan de manera extraña y amanezco día con día sin saber qué día amanece, cuando voy a estar en mi cama, cuando voy a acariciar a mis gatos y cuando voy a poder por fin regresar a este lugar que tanto quiero pero de doctora y no de paciente.... 


En fechas muy recientes, pase por un golpe emocional mucho más duro de lo que pude haber imaginado; después de dos años de soñar con un amor platónico y por fin haber tenido la oportunidad de probar ese pedacito de extasis, de felicidad, de plenitud que era mucho de lo que esperaba que fuera y mucho más, y en algunas cosas simplemente diferente. Se termino de manera abrupta y se me derrumbó el universo en cima. Sé y reconozco que no soy la persona más apta para el manejo de mis emociones y que mi escala emocional va de menos 2000 a más 1 millón; o amo con todo mi ser en toda la extensión de mi palabra, mi cuerpo, mi mente, mi corazón o sufro una pérdida como si fuera la única y la más grande, como si fuera la última, como si no hubiera un mañana después. 


Quisiera no amar tan intensamente, quisiera aprender a hacer eso que tantos dicen que no se de ni todo el dinero ni todo el amor, pero no logro entender y quizás rebasa mi capacidad cognitiva el saber dosificar el amor, el decir que amas a alguien con todo tu ser pero solo darle pedacitos de ti, solo darte a medias, medir matemáticamente el goteo de cariño que se da. Como se puede amar así? Donde está la fórmula para ponerle límite a los sentimientos? Como no expresar lo que te hincha el alma y te hace brillar más los ojos como decían las abuelas. Como alguien es capaz de ocultar eso? Hay un manual para aprender? 


Estoy por ahora recibiendo tratamiento que provee de “pistolas” a mi “ejército” de defensas, estoy esperando que por fin cedan los síntomas y decidan que estoy lista para ir a casa. Solo para dormir y regresar a trabajar. Trabajar que es una de mis mejores medicinas, mi terapia ocupacional, mi pasión y mi más grande felicidad; la medicina, mis pacientes, la ciencia, el aprendizaje, las sorpresas clínicas que me traen mis pacientes cuando empiezan a mejorar. Pero mientras, al menos puedo concentrarme en mi segunda pasión paralela que es escribir, desnudarme ante mi teclado y vaciar mi lengua en caracteres intangibles. 


No hay conclusiones, no hay final por el momento, hay una “yo” que se reta día con día, que empuja sus propios límites, que llora en silencio, que se duerme cuando no quiere pensar, que come porque debe de comer y “agarrar fuerzas”, que debe de aprender a luchar contra sus propios demonios y trascender sus tantos defectos para convertirlos en fortalezas. Aprender a hacer de esta debilidad sentimental una fortaleza física. Buen reto. Hoy quisiera un piojito, unos dedos que se pasearan por mi cabello, unas manos que me den masajes en las plantas de los pies o las palmas de las manos, unos labios tibios que me besaran la frente. Pero quizás, para de este aprendizaje es hacerlo yo sola. Y quizás de ahí parte todo...

El sistema inmunológico: barreras y oportunidades